ARTE CINÉTICO ARGENTINO

        por OSCAR HAEDO

 
 
CAPITULO XI
LA QUIETUD INQUIETA
 
11/01 FIGURATIVOS     


El interés por inquietar la imagen aparece en Buenos Aires con Barradas (ver cap. II), es reiterado por Pettoruti (1924), Xul Solar (1924), Del Prete (1933) y activado por las variadas estéticas no figurativas – geométricas que surgen desde 1944, lo que influencia a buen número de artistas en determinada etapa de sus creaciones, o lo incorporan definitivamente, una actitud detectable en tres corrientes pictóricas: la figurativa, la no figurativa (o abstracta) y la geométrica.


            Miguel Diomede es autor de óleos donde el color y la luz determinan imágenes iridiscentes; Orlando Pierri pinta la rotación de la rueda de EL AFILADOR; Rebeca Guitelzon diseña planos en desplazamientos en CAMPOS MAGNETICOS: Raquel Forner aplica lo generativo al pintar rostros seriados en TODOS SOMOS TESTIGOS; Juan Carlos Distéfano pinta seres fantasmales con actitudes gesticulantes; Juan Carlos Castagnino recrea a caballos indómitos con la pintura acrílica; los cultores de la nueva figuración (1960) –Rómulo Macció, Jorge de la Vega, Ernesto Deira, Luis Felipe Noé, Jorge Demirjan, Hugo Sbernini, Pablo Bobbio, Miguel Angel Bengoechea, Juan Pablo Renzi, Américo Castilla, Argentina Zamora, Jesús Marcos, Carmelo Carrá, María Helguera- asimilan elementos de la abstracción, geometría, cinetismo e informalismo adaptándolos a sus necesidades pictóricas, pero reflejando, aún parcialmente, la dinámica inserta en el cosmos.

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XI
LA QUIETUD INQUIETA