ARTE CINÉTICO ARGENTINO

        por OSCAR HAEDO

 
 
CAPITULO I  
EL CINETISMO
 
 
01/01 ANTECEDENTES       

 
 
       Al pintar un grupo de arqueros disparando sus flechas sobre una manada de ciervos - en la Cueva de los Caballos (Castellón, España) - el hombre primitivo fijaba dos actitudes:  expresión y vitalidad, a las que recurrieran las posteriores civilizaciones con variados procedimientos, para concretarse artísticamente, durante el siglo XX, en el Arte Cinético. En este sentido, Hernández Roselot anota:

Los artistas rupestres demostraron ser observadores tan agudos del movimiento de los animales que muchos siglos después, con la aparición de la fotografía, se demostró que la posición real de las bestias al correr era la que ellos habían reproducido en las cuevas.[1]   

 También los pobladores primitivos de nuestro territorio nacional nos han legado pictografías con escenas de cacerías de guanacos en una cueva cerca de Río Deseado (Santa Cruz)   2  3 con una antigüedad de 7.000 A.C.; asimismo en urnas funerarias, vasijas, huaqueros, pucos o escudillas de la civilización diaguita se observan aves, animales, reptiles y figuras humanas en actitud  en movimiento[2].

Otras pictografías sobre caza fueron descubiertas en las zonas de Chical-Có, Quehué, La Humada, Lihué-Calel y Quelches (La Pampa), complementadas con las pinturas rupestres de Cerro Colorado (Córdoba). Una de las escenas descriptas en Cerro Colorado muestra a un ciervo perseguido por un grupo de felinos, el que fue realizado mediante el puntillismo (pintar sin dibujar los contornos).

El trazo rudo de la pictografía describiendo el movimiento del cazador tras la presa fue desplazado ante los avances tecnológicos, científicos e industriales determinantes de cambios en las estructuras sociales, económicas, filosóficas, estéticas y psíquicas en el siglo XX , con la dinámica como esencia y con la quiebra del espíritu romántico del hombre.

La preocupación de la sociedad del siglo XIX ante el avance tecnológico lo evidenciaba Gottfried Semper al negar en 1850 la posibilidad de una arquitectura del hierro, y el grupo Morris - Ruskin al urgir el retorno al trabajo manual en 1880; pero dos obras científicas aparecieron en este siglo (La ley del contraste simultáneo de los colores de Chevreul, en 1829 y el Manual de óptica fisiológica de Helmholz, en 1854 - 1864, junto con Óptica de Newton) hacían deducir a los pintores Monet y Renoir la dispersión de la luz, la vibración de los colores y el cambio de las formas al ritmo solar, actitud estética que se conocería como impresionismo. Otro pintor, Seurat, acentuaría con el puntillismo la vibración pictórica de la atmósfera, como un nuevo paso hacia el movimiento del objeto visualizado, sumándoles las pinturas de Signac.

 

 

 

 

 


 

[1] “La abstracción, el Op–Art y sus sinónimos”. Diario “La Razón”, 17-1- 1970. Bs. As.

[2] “Material arqueológico de la civilización diaguita” por Rodolfo Alanis y personal técnico del Museo Arqueológico Regional Inca Huasi de la provincia de La Rioja, 1947. La Rioja.

 

 


 

CAPITULO I  
EL CINETISMO