Al
pintar un grupo de arqueros disparando sus flechas sobre una manada
de ciervos -
en la
Cueva de los Caballos (Castellón, España)
-
el
hombre primitivo fijaba dos actitudes:
expresión y vitalidad,
a las
que recurrieran las posteriores civilizaciones con variados
procedimientos, para concretarse artísticamente, durante el siglo XX, en el
Arte Cinético. En este sentido,
Hernández Roselot
anota:
Los artistas rupestres demostraron ser observadores tan agudos del
movimiento de los animales que muchos siglos después, con la
aparición de la fotografía, se demostró que la posición real de las
bestias al correr era la que ellos habían reproducido en las cuevas. |
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También los pobladores primitivos de nuestro territorio nacional nos
han legado pictografías con escenas de cacerías de guanacos en una
cueva cerca de Río Deseado (Santa Cruz)
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con una antigüedad de 7.000 A.C.; asimismo en urnas funerarias, vasijas, huaqueros, pucos o
escudillas de la civilización diaguita se observan aves, animales,
reptiles y figuras humanas en actitud en movimiento.
Otras pictografías sobre caza fueron descubiertas en las zonas de
Chical-Có, Quehué, La Humada, Lihué-Calel y Quelches (La Pampa),
complementadas con las pinturas rupestres de
Cerro Colorado
(Córdoba). Una de las escenas descriptas en
Cerro Colorado
muestra a
un ciervo perseguido por un grupo de felinos, el que fue realizado
mediante el puntillismo (pintar sin dibujar los contornos).
El
trazo rudo de la pictografía describiendo el movimiento del cazador
tras la presa fue desplazado ante los avances tecnológicos,
científicos e industriales determinantes de cambios en las
estructuras sociales, económicas, filosóficas, estéticas y psíquicas
en el siglo XX
,
con la dinámica como esencia
y
con la quiebra del
espíritu romántico del hombre.
La
preocupación de la sociedad del siglo XIX ante el avance tecnológico
lo evidenciaba
Gottfried Semper al negar en 1850 la posibilidad de
una arquitectura del hierro, y el grupo
Morris - Ruskin al urgir el
retorno al trabajo manual en 1880; pero dos obras científicas
aparecieron en este siglo (La ley del contraste simultáneo
de los colores de Chevreul, en 1829 y el
Manual de óptica
fisiológica de
Helmholz, en 1854 - 1864, junto con
Óptica
de Newton) hacían deducir a los pintores
Monet y
Renoir la
dispersión de la luz, la vibración de los colores y el cambio de las
formas al ritmo solar, actitud estética que se conocería como
impresionismo. Otro pintor,
Seurat, acentuaría con el
puntillismo la vibración pictórica de la atmósfera, como un
nuevo paso hacia el movimiento del objeto visualizado,
sumándoles las pinturas de
Signac.
“La abstracción, el Op–Art y sus sinónimos”. Diario “La
Razón”, 17-1- 1970. Bs. As.
“Material arqueológico de la civilización diaguita”
por Rodolfo Alanis y personal técnico del Museo
Arqueológico Regional Inca Huasi de la provincia de
La Rioja, 1947. La Rioja.
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