Los futuristas se rebelaron contra la exaltación cubista de lo
estático; más como la representación de lo estático es, asimismo, un
modo de abstracción, estas críticas se extendían, en verdad, al arte
abstracto en general. No obstante, en la práctica, los futuristas no
supieron dar al problema del movimiento otra solución que no fuera
abstracta. En lugar de concretarla en el espacio se limitaron, una
vez más, a representarlo.
Ahora bien: después del cubismo y del futurismo, agotadas ya todas
las formas de abstracción y de representación, la necesidad de
concretar el espacio, el tiempo y el movimiento era la inquietud más
sentida por todos los pintores que, desde sus respectivos campos
bregaban por una transformación radical del arte. Así, en Rusia,
como reacción a las experiencias meramente abstractas de
Larionov,
que reducía el problema a la imitación de rayos luminosos
(rayonismo, 1910),
Malevitch y
Rodchenko, en 1913, se esfuerzan por
tornar más sutil la lucha por la objetivación de la pintura.
La
no representación, en un sentido general, se da por sobreentendida;
de lo que se trata ahora es de combatir los residuos que facilitan
la aparición ficticia de cosas, que, aunque no se había buscado
representar, emergen por sí solas a los ojos del espectador.
Malevitch
y
Rodchenko
reparan que, si bien se trabaja con elementos
geométricos, el espacio y el tiempo siguen representados sobre sus
telas y, por ende, también las cosas, cosas menos cotidianas, de
naturaliza geométrica, pero cosas al fin.
Es
precisamente aquí cuando comienza a plantearse el problema: MIENTRAS
HAYA UNA FIGURA SOBRE UN FONDO, ILUSORIAMENTE EXHIBIDA, HABRA
REPRESENTACION. Pero, ¿cómo resolver este problema?. Malevitch tiene
la solución tonal: blanco sobre blanco. Y al
encontrarse con una superficie monocroma y monotonal descubre el
alto valor estético y concreto del plano, iniciando la era de su
exaltación. En Holanda, durante la primera guerra,
Mondrian,
Vantongerloo,
Van Doesgurg, y más tarde el soviético
Gorin, Moss y
Einstein preconizan una pintura plana en el plano, que
ellos denominan abstracto real. Pero el problema no
está todavía resuelto, recién ha quedado revelado el valor concreto
del plano, resta verificar su efectividad estética en campos ajenos
al estrictamente bidimensional.
Los rusos
Gabo,
Pevsner,
Tatlin,
Miturisch, los hombres del taller
“Olmuchu”, Meduniezki,
Lissitzki y el mismo
Rodchenko (…) dan los
primeros pasos en este sentido y formulan, alrededor de 1920, una
estética realista constructiva. “Las bases fundamentales del arte”
-dicen los dos primeros en un manifiesto publicado en la URSS en
1920- “deben reposar sobre un terreno resistente: la vida real. El
arte si quiere comprender la vida debe basarse en el espacio y en el
tiempo.”
Los participantes de esta escuela realizan objetos de vidrio,
hierro, acero y otros materiales. El plano es usado por ellos como
elemento espacial. No obstante, estas primeras experiencias no
podían lograr aún su finalidad; los realistas constructivos
tropezaban a cada instante, por un lado, con el problema del plano,
todavía no resuelto; por el otro, con la ausencia de un método de
composición espacial.
De
ahí que fuese necesario que tanto el planteamiento hecho por
Malevitch
en lo referente al plano como las búsquedas de una
composición verdaderamente no-representativa, cumpliesen, o se
tratase de hacerles cumplir, todas sus etapas de desarrollo y
crisis.
El
plano, antes de ser lanzado a cualquier tipo de aventuras
espaciales, tenía que perder, progresivamente, su modalidad
ortogonal, despojarse de todo estatismo y aprender a valer como
dirección, como trayectoria en el espacio…la plenitud concreta del
espacio-tiempo se logra en lo dinámico y el anhelo de realizar
objetos de esta naturaleza se torna inquietud predominante.
Los militantes del Movimiento Concreto
de la Argentina iniciamos
hace algunos años nuestra tarea de investigación e invención,
tratando de resolver los problemas fundamentales y alejarlos así,
definitivamente, del tremendal del expresionismo del superrealismo,
o de cualquier otra forma artística idealista y representativa…
Nuestros primeros pasos estuvieron enderezados a replantear todos
los problemas del arte no-representativo desde
Malevitch hasta
nuestros días, buscando, claro está, soluciones más certeras y
exhaustivas; comprendimos desde un principio que las mayores
insuficiencias del arte no-representativo tenían su origen en no
haberse logrado ni una nueva composición ni la liquidación
definitiva de lo ilusorio…
…llegamos al descubrimiento máximo de nuestro movimiento: la
separación en el espacio de los elementos constitutivos del cuadro
como “organismo continente”, quedaba abolido. Después de tantos años
de lucha lo concreto había sido logrado y recién a partir de este
instante la composición no –representativa podía ser una verdad: lo
era ya de hecho.
Hoy, el arte no-representativo se encuentra, por primera vez, en la
posibilidad de encarar el espacio y el movimiento desde un punto de
vista absolutamente concreto.
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