Entre los años 1950 – 1979 actuaron numerosos plásticos atraídos por
representar al movimiento por efecto óptico, con el
uso de formas ondulantes, espirales, curvas, rectas seriadas, etc. y
la aplicación de materiales tan diversos como el acrílico, hilos,
pintura al duco, piroxilina, maderas aglomeradas, etc., en procura
de otorgar a sus obras un signo dinámico.
Algunos lo hicieron como la trayectoria esencial de su labor
artística, en tanto otros recurrieron a la dinámica con un interés
experimental, pasándose al informalismo, Nueva Abstracción, Nueva
Figuración, Expresionismo para reiterar el interés por el
movimiento, o abandonarlo definitivamente.
Si
bien el movimiento Generativo no ha conformado una escuela dotada de
alumnos ejemplares, es evidente que ha logrado influenciar la obra
de numerosos artistas en pos de tal estética.
Ramón Baudés Gorlero:
integrante fundador del Movimiento de
Arte Generativo
(1959), realizó
en óleo pinturas abstractas – geométricas, dotadas de una vibración
aparente (efecto óptico) lograda con degradaciones de
luz y sombra; estructuró con acrílico objetos generativos.
Ary Brizzi: tras egresar de la Academia,
con interés por el mural y la figura humana, conoce la experiencia
concreta, en que se fundamentan sus primeras obras
abstractas con el empleo del óleo.
Problemas de material (la necesidad de un secado rápido)
y de composición (el espacio bidimensional) lo llevan a experimentar
con piroxilina sobre madera y aluminio, así como el pulimentado de
la pintura; simultáneamente modela con los plásticos (piroxilina
monocolor, plexiglas) y adopta el acrílico como material ideal para
pintar, encarando cierto espacialismo.
La
preocupación fundamental en la actual época de la pintura de
Brizzi
es el espacio: un espacio elaborado, detrás del cual se halla la
idea del movimiento, idea que se origina en el impresionismo, y que
hacen suya más tarde el cubismo y el constructivismo. Y así como el
diseño y la arquitectura (con los cuales en un sentido sólo general,
la pintura de
Brizzi
guarda cierta relación) han contribuido a
cambiar el espacio que rodea al hombre, dándole una mayor sensación
de libertad, el artista busca transmitir esa sensación en la tela.
Se advierte en ellas que el vacío se transforma, palpablemente en
espacio, y que las formas pasan a ser, sutil pero certeramente,
volúmenes. Juegan en esto, en proporción muy importante, el color y
la luz. En sus composiciones severas ajenas a la anécdota, hay una
verdadera interacción entre las bandas cromáticas, cada una de ellas
vibrando en una intensidad particular, y que una mirada superficial,
o poco acostumbrada, podría tomar por simples gradaciones. Bandas
que parecen disolverse, musicalmente, las unas en las otras, y que
van creando una tercera dimensión misteriosa, hecha de relieves,
hasta perderse en ese otro espacio que las rodea, y del cual forman
indivisible parte.
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Tras la búsqueda del Espacio-Tiempo-Movimiento,
Brizzi
opone a la forma ortogonal estática una estructura abierta que se
rige por unas tensiones en diagonal, desplazándolas hacia los
marcos. Se maneja con las tensiones centrípetas y centrífugas
inherentes al color, el que distribuye según intervalos cromáticos
contrastantes de fríos y cálidos.
El
color alcanza un nivel de luminosidad por disminución del intervalo
cromático cortando la superficie sobre el área central, mientras que
llega un mínimo de luz hacia los bordes a medida que el intervalo
aumenta en proporción a un mayor grado de saturación. El ojo se
desplaza en una nueva dimensión espacio-tiempo… Esa investigación de
las potencialidades del color y las relaciones formales lo conducen
a la apertura de nuevos espacios sensibles, acordes con los niveles
alcanzados por la ciencia y la tecnología.
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No
menos intensa ha sido la tarea investigadora de
Brizzi
en la
escultura a través
de
estructuras, prismas (Universos paralelos) y múltiples
formas acrílicas en expansión alentadas por la estética
concreta y, posteriormente, la generativa,
incluso con aplicación del color.
Carlos Silva:
influenciado por los planteos geométricos y cinéticos del arte
óptico, Silva ha diseñado tramas ceñidas de puntos y líneas
cortadas, acomodadas sobre una estructura geométrica invisible por
la vibración sensibilizada del color, y la textura de las
microformas en procura de una imagen personal.
La
búsqueda de espacios ilusorios, la apertura del campo visual a
través del dinamismo de las formas y de los efectos cromáticos,
podría definir en palabras el espacio visual sobre el que trabaja
este artista. Interesado también en el desarrollo de series
matemáticas aplicadas a las comunicaciones visuales,
Carlos Silva:
representa al artista reflexivo que emplea la racionalidad y el
análisis autoconsciente como elementos puestos al servicio de la
creación.
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Desde 1977
Silva
emplea al aerógrafo para estructurar los fondos
corpóreos sobre los que aplica su reconocido diseño geométrico; ha
trabajado la pintura acrílica sobre tela, el óleo y el acrílico
sobre madera aglomerada y la témpera sobre cartón.
Manuel Espinoza:
integrante del grupo Arte Concreto – Invención, se mantuvo fiel a
las esencias geométricas de dicha estética hasta interesarse,
posteriormente, por componer en base a cuadrados o círculos
dispuestos serialmente; al superponer fragmentariamente estos
elementos, obtiene efectos de transparencia, las que determinan –a
su vez- unos efectos de vibraciones y profundidades espaciales. Ante
la observación de sus pinturas, dice la directora del Museo
“Sívori”,
Nelly Perazo:
…el espacio se vuelve flexible y se articula en superposiciones
múltiples, la severidad de círculos y cuadrados se transfigura en
colores iridiscentes, todo avanza y retrocede como en una casa de
cristal donde no sabemos si estamos cerca o lejos de lo que vemos o
si las imágenes son reales o reflejadas …en su proceso de
concretización lógicamente definido responde a todas las leyes de la
estructura enunciadas por
Max Bill: serie, ritmo, progresión,
polaridad, regularidad, lógica interna del desarrollo y de la
construcción.
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Germaine Derbecq: francesa, esposa del
escultor
Pablo Curatella Mames, actúa en Buenos Aires desde 1951,
con lecciones recibidas de
Juan Gris y
André Lothe. Se vale de
formas geométricas dispuestas dentro de las características del arte
óptico, logrando superficies con movimiento aparente; éstas surgen
de repeticiones formales, tensiones espaciales, cierre y apertura de
tramas, diseño de movimientos ondulantes.
Derbecq ha estructurado estas pinturas tras abandonar a
Gris
y
Lothe, para comentar: Empecé todo de nuevo, con la
actitud más primaria: líneas, formas puras, colores francos.
Rogelio Polesello: con el empleo de
plásticos (acrílicos) trabajados en función del color (…la
raíz común de estos objetos está en el calidoscopio,
declara) intenta que el espectador penetre en el
objeto.
Mediante recursos aportados por la tecnología,
Polesello
obtiene imágenes dinámicas y de ritmos cambiantes, que surgen de los
múltiples reflejos producidos por la luz sobre placas, cilindros,
tubos, columnas de acrílico, etc.
Los círculos son fresados en gruesas hojas de acrílico
que, por su convexidad, determinan ritmos y deformaciones
reiteradas.
Es
evidente que estas estructuras de repetición producen el efecto
fascinante de un sistema mandálico. Son círculos mágicos que
sugieren imágenes nuevas, con infinitos significados posibles… de
esas estructuras se puede inferir que las piezas de
Polesello
son la
síntesis de determinados elementos y de las leyes que los
relacionan; son unidades circulares de un cierto conjunto que no
tienen ninguna realidad, ningún valor, ninguna función propia, salvo
la de estar en relación con los otros elementos y con el todo. Son
estructuras que organizan el comportamiento del espectador,
determinan lo que éste va a percibir de la situación planteada y le
responde a varios niveles.
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Con los conocimientos del concretismo, el arte óptico y
demás modalidades geométricas,
Polesello
desarrolló pinturas de
lacas sobre telas (1962 a 1966) en procura de obtener vibraciones
cromáticas y los efectos ópticos de movimientos, experiencias
sostenidas hasta 1979.
Davite: sus primeras incursiones
pictóricas, en 1964, consistieron en pequeñas bandas de colores,
posteriormente sustituidas por hilos tejidos, hasta trocarlas por
fibras de perlón armadas en el espacio, con la obtención de
lumino-esculturas.
Comencé con dibujos y pinturas lineales dentro del proceso
figurativo. Luego tamicé el tema a través de la trama lineal
superpuesta. A medida que avanzaba, fui sustituyendo la figuración
por símbolos. Simultáneamente, frecuentando a Mac Entyre, se fue
cimentando una verdadera amistad y a través de ella, la que me une a
Ignacio Pirovano. Un mundo nuevo se abría ante mí…Entré en una etapa
muy fértil donde vertiginosamente, casi día a día, adaptaba y
adecuaba a mi sentir las nuevas e infinitas posibilidades que la
técnica me iba suministrando. Si trabajaba con “líneas” pensé
sustituirlas con hilos de nylon, gestando lentamente lo que dominó
HILOGRAFÍAS. Finalmente adicioné a mis trabajos fuentes lumínicas;
conseguí eliminar el eje que sostenía mis construcciones y les
incorporé el movimiento. Se iba concretando la etapa: la luz, al
incidir sobre las obras, producía una vibrante reflexión que, al
girar, provocaba imágenes cambiantes en el espacio. La utilización
de las fuentes lumínicas naturales, el sol, la luna y la
fantasmagoría prolífica que nos proporciona el ámbito dentro del que
se desarrolla la vida contemporánea: letreros luminosos, iluminación
vial, focos de automóviles, etc., captadas por las tramas y
reflejadas me dieron como resultado efectos sorprendentes.
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Las variaciones hilográficas de Davite
son: diseños cilíndricos en torno a un eje o plano
entrecruzados –iluminados o no- que generan la ilusión
del movimiento; objeto inmóvil, cambiante según el
desplazamiento del espectador, con el uso de luz fija o ambiente; objeto inmóvil que recibe efectos luminosos cambiantes;
objeto móvil con imagen cambiante por su propio
movimiento ante luz ambiente o fija; objeto móvil que
da imágenes cambiantes por la combinación de su movimiento con el de
luces cambiantes. De donde la luz –junto al perlón, hierro,
aluminio- es el elemento vital que actúa sobre las hebras
traslúcidas determinando una obra generativa, dada la
movilización ilusoria de la imagen en la retina del espectador por
la vibración de las formas.
María Esther Fernández Hurtado:
especializada en vitrales (Hospital Militar Central) ha practicado
las formas abstractas con tendencias generativas.
Víctor Magariños: inspirado en el
concretismo, ha cultivado una pintura abstracta – geométrica, donde
lo intuitivo y fantástico constituyen el módulo creador; las formas
irregulares de colores planos son envueltas por líneas sin fin y con
apariencia de movilidad en el diseño.
Josefina Robirosa: ha incursionado en el
informalismo, interesándose posteriormente en la estructuración de
imágenes donde funde la figuración con la geometría, esta última con
la intención generativa. Obra típica de este período
es Mercedes (1968) expuesta en “Panorama de la Pintura
Argentina” de la Fundación Lorenzutti (1969); en la composición
actúan simultáneamente tres planos: uno de ellos es el perfil de una
mujer obtenida con tintas plana, otro plano (extremo superior e
inferior del cuadro) de pintura monocromática, y un tercer plano con
un trazado ondulante y continuo de pequeñas bandas de colores
(claras y oscuras) atravesando el perfil femenino sin anularlo.
Estas obras constituyen un ensayo para amalgamar tres corrientes
disímiles: figuración, abstracción y cinetismo.
“Ary Brizzi, ¿un
perseguidor de quimeras?”. Martha Nanni. Revista “Horizonte”, N°1, Bs. As.
Catálogo “Silva”. Galería “Arte Nuevo”, texto de Fermín
Fevre, junio – julio de 1977. Bs. As.