Inicialmente orientado en la geometría del
Arte Concreto y los
postulados de Piet Mondrian, el argentino
Luis Tomasello buscó ir
más allá de las formas estáticas con la incorporación del
movimiento fundamentado en fuentes
plásticas esencialmente en la inestabilidad cromática.
Con
Tomasello se inicia el ciclo de plásticos nacionales
que culminarán su labor cinética en Europa, con el mayor éxito
aportado por el mendocino
Julio Le Parc al ganar el Gran Premio de
la 33°
https://es.wikipedia.org/wiki/Bienal_de_Venecia (1966) en base a creaciones de tal
índole; en 1951
Tomasello
analizaba en Europa a
Mondrian, y de
regreso a al Argentina, en 1957, estructura sus primeras
pinturas cinéticas (elementos cuadrados negros, blancos y
grises repetidos en la superficie de la tela, determinando la idea de movimiento) para experimentar posteriormente –ya
en París- con estructuras tridimensionales.
La inestabilidad del color analizada en los
Woogies–Boogies
2
por
Mondrian
instaron a
Tomasello
a buscar
la vía cinética, y al hallar cerradas las posibilidades de
movimiento –con el único empleo de la pintura en lo bidimensional-
optó por salir del plano mediante la aplicación sobre la tela de
cubos, cilindros paralelepípedos, poliedros regulares e irregulares.
En 1959
Tomasello
expone por primera vez estas
experiencias cinéticas de cuño tridimensional; la técnica consistía
en instaurar cuerpos geométricos sobre un plano blanco, dispuestos
de modo que el punto de contacto fuere el mínimo, al asentarlos
solamente en un punto de incidencia de dos de sus superficies
dirigidas en ángulo sobre el plano; pintadas con colores vivos, las
citadas caras de los cuerpos irradiaban color sobre la pulimentada
superficie blanca determinando una sombra coloreada que germinaba la
atmósfera cromoplástica.
Por esta razón, los cuadros de
Tomasello
reaccionan ante el
movimiento de la luz. En un ambiente cerrado, esa
ATMOSFERA CROMOPLASTICA se mantiene estática hasta tanto no se cambie la luz
del lugar, pero al aire libre las variaciones de la luz del sol,
marchando de Oriente a Occidente, hace que esas figuras geométricas
no cesen de variar de manera coherente pero a la vez inesperada: la
ATMOSFERA COLOREADA que se produce en la base de cada elemento en
relieve va cambiando de forma, de tono y de intensidad.
“Blanco sobre blanco. Ahí está el secreto”, dijo una vez
Tomasello.
Todos los fondos son blancos, y blancos también los cuerpos
geométricos dispuestos sobre esos fondos. Sólo que están coloreadas
las caras inferiores de dichos cuerpos que quedan escondidas al ser
miradas de frente, por estar colocados en forma oblicua o paralela
sobre el plano, se producen los halos coloreados en la base de cada
elemento en relieve al obrar el plano como pantalla receptora y
refractora a la vez.
Las sombras y refracción de los colores, según de qué lado reciban
la luz –sea ésta natural o artificial- se transforman, y las sombras
y los reflejos cambian con infinitas posibilidades de variación.
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Tomasello
denominó a tal color reflejado COLOR –
SENSACION sin intentar su movimiento real, labor que
Bértola analiza con estos conceptos:
Es
la variación del elemento exterior (la luz) o el desplazamiento del
espectador lo que produce variaciones perceptibles en el cuerpo
físico de la obra.
La
reflexión luminosa como principio de transformabilidad es una
contribución de capital importancia en la investigación cinética…
A
los juegos cambiantes de luz y al desplazamiento del espectador,
Tomasello
agrega el ordenamiento serial de los elementos que
producen una sensación óptica de movimiento. La repetición de un
mismo elemento y la distribución de formas geométricas que se
superponen, hacen que el ojo “salte” de un lugar a otro, para
aprehender la composición como un todo unitario.
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Ante la observación de las
ATMOSFERA CROMOPLASTICAS
de
Tomasello, el espectador percibe un movimiento óptico
y una transformación, ésta producida por:
a)
la
incidencia de la luz mediante el desplazamiento ante la obra,
b)
la
fuerza del reflejo (natural o artificial),
c)
el
desplazamiento del espectador ante la obra.
Desde 1963
Tomasello
incorporó a su producción las tramas
cromáticas en madera, una especie de esqueletos cúbicos con
los cuales intensificó los análisis de las reflexiones del color con
posibilidades de aplicación arquitectónica en las formas de puertas
y ventanas.
En
1970
Tomasello
recibió el Gran Premio de la 2da.
Bienal de Arte Coltejer (Medellín, Colombia) y en 1971 el Premio Internacional de
la 8va. Bienal de Arte de Menton, con sus atmósferas
cromoplásticas, estructuradas en su taller de París (Rue
Vilers d’isle Adam).
Revista “Lyra”, del archivo del autor. 1973.
https://issuu.com/centro-cultural-recoleta/docs/tomasello
https://www.arte-online.net/Notas/Dialogo_con_el_artista_Luis_Tomasello
http://www.delinfinito.com/wp-content/uploads/Del-Infinito-LUIS-TOMASELLO.pdf
http://museo.fisica.unlp.edu.ar/frontend/media/53/10853/bf74d710aa80af44d560d02019ffc280.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=H7WDD5Vh7pc
https://www.youtube.com/watch?v=Tj-GXqPcEoU