CAPITULO VII
LA HIDRO-ESCULTURAGenerativos |
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07/01 |
1957. LA ESCULTURA HIDRAULICA
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Cuando en 1957
Gyula Kosice estructura con plexiglas y el agua a una
forma plástica que se inscribe en el
Arte Cinético como la
escultura hidráulica, incorpora al líquido
elemento como ente dinámico, a la vez que tiene como fuente
motivadora del movimiento a la colaboración obtenida de la
tecnología.
Conocedor de la prédica del futurista italiano
Boccioni
(“Los futuristas destruyeron el concepto del reposo –la estática- y
propusieron el del movimiento –la dinámica-. Demostraron una nueva
comprensión del espacio, al destacar el contraste entre lo exterior
y lo interior”) (1912), lector consecuente de
Moholy-Nagy (“La luz
–como energía-tiempo espacial y su proyección- contribuye
notablemente al adelanto de la escultura dinámica y a la obtención
del movimiento virtual”) (1929), compenetrado de las teorías del
Bauhaus (1942) y las obras cinéticas de
Gabo Pevsner,
Calder y
Duchamp,
Kosice descubría una posibilidad inédita con L’eau en mouvement diseñada en París, al provocar el
movimiento real en la obra de arte con la utilización del
agua.
Un diseño funcional y el uso del plexiglas desprovisto
de color y dotado de transparencia –cuya propiedad refractaria de
los rayos luminosos otorgaba nuevas posibilidades- concedían
prioridad visual al permanente movimiento del agua por el interior
del objeto - escultura, materiales a los que
Kosice
incorpora –más tarde- el aluminio, el motor y la electricidad
inscribiéndolas en creaciones con fuentes tecnológicas.
Teniendo como norma a la premisa madí: inventar y crear,
Kosice
alternaba a
piezas fijas en rotación, movimientos ascendentes o descendentes,
con el agua como elemento inédito y principal, historiando al
creador con estos conceptos:
En
un momento dado escribí “acunar una gota de agua a toda velocidad,
destruir su arquitectura…” Acunar una gota de agua ya es un absurdo
y a toda velocidad, peor, entonces dije:
Tengo que patentizarlo en el espacio, tengo que ver esa imagen,
tocarla, ver qué pasa. Empecé a trabajar con el líquido, hice
semiesferas, mesas de agua, puertas, ventanas, alhajas, cualquier
cosa.
Pensaba en cómo llegar a objetivar el agua y que no se me cayera de
rodillas en el suelo por la ley de gravedad; yo quería elevarla
–como dijo
Francis Ponge- a nivel de los ojos. Necesité de la cosa
cinética, la luz, el agua, el movimiento…Si no interesó el agua fue
porque es energía de sustentación del hábitat hidroespacial, porque
puedo hacer esculturas que no se habían hecho antes.
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Diario “La Opinión”, “El elegido del agua” por Raúl Vera Ocampo,
21-11-1976, Bs. As.
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