Calder utiliza elementos de movilidad a través del viento,
Duchamp
los rotores o cilindros giratorios. Yo introduje el agua y la luz. O
sea el origen de la vida –en nuestro cuerpo hay una gran cantidad de
agua- y lo único que puede derrotar las tinieblas. No busco expresar
nada, son valores de presencia. Es una obra que no se puede explicar
y a la vez, curiosamente, es un arte para todos.
No
es un problema de gustación ni de esteticismo sino de valores
vitales. Los niños y los adolescentes son los que se ven más
identificados, los que sienten con mayor intensidad esa presencia…
Estoy creando cosas que no se hallan en el plano de la inmediatez,
sino que tienen proyección hacia un cambio.
Creo un arte del presente que tiene un vigor y una necesidad de
dicción para ahora. Si llega a servir para más adelante no soy yo
quien debe decidirlo, ya que no me falseo a mí mismo trabajando con
las miras puestas en la posteridad. Simplemente trato de llenar la
parábola de vida que me corresponde. La gente ve mis trabajos y de
alguna manera piensa en otra forma, porque siente que
se avecinan cosas distintas. La pintura de caballete ya no interesa.
Vivimos otra época y de pronto no cuentan los testimonios privados,
puesto que la aventura humana no puede quedarse en el plano de la
expresión personal.
El
arte como expresión individual terminará por desaparecer.
Por eso mi máxima ambición es crear cosas invendibles, que por su
tamaño y su finitud no tengan precio.
La
experiencia visual no me interesa. La experiencia vital es la que
más me interesa. Considero que la vida es más importante que el
arte.
La
vida es una expresión personal, única, intransferible. En cuanto al
arte, no sé todavía qué es, pero el primitivo necesitó hacer vasijas
de barro que de inmediato sirvieron para algo, que él necesitó
primordialmente decorarlas. Ese sentimiento, mejor dicho esa
necesidad estética o de adorno, fue tan importante como la vasija
misma.
Mis obras son útiles en el plano egoísta; me hacen vivir porque es a
través de esta expresión que siento que vivo. Además, el objeto en
sí tiene el sentido de ocupación de un espacio, movilizándolo en
sentido creador. Esas nuevas perspectivas ofrecen una transformación
no sólo en el plano visible sino de comportamiento humano. Más que
la representación me interesa la presentación.
Toda la historia de la plástica en el plano totalizador siempre fue
representación, Lo mío es diferente. Yo no imito la Naturaleza; creo
otra diferente con los mismos elementos que ella me brinda.
No
quiero atrapar al agua sino crear energía a partir de ella y
arquitecturizarla dándole toda la libertad. Lo que quiero hacer es
obras invendibles en el plano no solamente humano sino cósmico…
Propongo el diálogo de la cosa creada con la vida. La nacionalidad
de la gente es el lenguaje. Y me siento muy argentino, defiendo lo
argentino y apoyo lo argentino; a partir de allí hago un arte con
visión universalista.
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