CAPITULO II
LOS PRE - CINÉTICOS |
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02/06 |
1933. DEL PRETE Y LA ABSTRACCION
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En la década 1930-1940 el matrimonio
Joliot – Curie
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lograba la radioactividad artificial (Fermi
lo haría en neutrones en
1933-1934), tiempo en que la
Argentina
poseía tres estaciones de
radiotelefonía, el arquitecto francés
Le Courbusier sugería (durante
su estadía en Buenos Aires) trasladar la Capital Federal al río de
la Plata; se inauguraba el segundo subterráneo (Chacarita – Callao);
se contabiliza un automóvil cada 27 habitantes (1930), en tanto las
artes plásticas se hallaban controladas por los adeptos a la Escuela
de París (tras el retorno de buen número de becarios desde Europa).
Bajo esta denominación encasillábase a realistas (Antonio Berni), lothianos (Horacio Butler,
Aquiles Badi), surrealistas
(Raquel Forner),
fauves y
expresionistas, ajenos en su
totalidad a captar la dinámica de la época en sus creaciones.
Alejado de estas corrientes, en 1932 surge el nombre del
primer expositor no figurativo en
Argentina,
Juan del Prete, con la muestra en “Amigos del Arte” sobre
la base de collages realizados en París; en esta
ciudad se había vinculado con el grupo
Abstraction-Création-Art no figuratif, donde actuaban
Mondrian, Arp,
Calder y
Nicholson.
Con Composiciones con piolines sobre fondo rojo, Collage con piolín,
Juan del Prete
eludía la imagen real
tomada objetivamente y la imagen irreal captada
subjetivamente para optar exclusivamente por formas
plásticas; prescindiendo de todo objeto cotidiano o cósmico,
diseñaba con piolín –sobre la pintura- una estructura dinámica. Más
tarde, en sucesivos óleos se replantean los problemas del espacio y
la composición –determinadores de planos y líneas con el
movimiento re-presentado como una
motivación de orden perceptivo; así en Conformación
con formas concéntricas (1954), Abstracción con
triángulos (1962), Composición con planos
(1954) es visible la apariencia del movimiento, pero
ello es sólo consecuencia de sus búsquedas pictóricas insertas en la
No-Figuración y, por ende, ajenas a todo interés por
graficar la vida dinámica.
…
hay en
Juan del Prete una imagen que se reitera a través del tiempo.
Observemos sus esculturas. Veamos los grafismos. Comparemos las
líneas de sus dibujos y volquemos el fruto de sus experiencias a su
pintura: el resultado es similar. Los problemas que le preocupan en
la tela bidimensional, se repiten en el espacio. La plasticidad y el
movimiento caracterizan tanto a la materia como al color y se
traducen en el grafismo vitalizando la anécdota.
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A
lo largo de su trayectoria, junto a imágenes figurativas e
informalistas,
Juan del Prete dio forma a obras abstractas dinámicas,
influenciado por
Emilio Pettoruti,
Picabia,
Delaunay, el automatismo, pero
otorgándole un acento personal. En la década del 40 su arte es de
avanzada.
Las
expresiones de vanguardia son prácticamente desconocidas, si
descontamos al grupo surrealista Orión, y a unas pocas
individualidades aisladas, como
Juan del Prete y Juan Bay en la
no-figuración y expresiones afines.
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