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LA FOTOGRAFIA
ESTROBOSCOPICA
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El
muralista
David Alfaro Sigueiros afirma que nada se opone al uso de
elementos aportados por la tecnología para obtener la obra
artística, pudiendo recurrirse al soplete o la máquina de
fotografías para un fin estético.
Y
es con la máquina de fotografías que
Nelly Lugones y Alberto Pocorobba realizan experiencias –iniciadas en 1955- con resultados
plásticos que ratifican la actitud del pintor mexicano.
El
hombre no posee –afirma
Lugones- una facultad visual acumulativa apta para
retener varias imágenes simultáneas de una misma cosa, y además la
visión abarca únicamente radiaciones del espectro luminoso de 400 a
700 milimicrones; esto lo conduce a investigar en la
fotografía estroboscópica (la que registra en una misma placa las
fases de un movimiento) para retenerlo, con mayor interés en
registrar las radiaciones infrarrojas y en mayor medida, con las
grafías luminosas de péndulo cónico.
Estas grafías consisten en un foco luminoso adaptado al extremo de
un péndulo que gira describiendo circunferencias o elipses. La
cámara va registrando el paso del foco luminoso, de la misma forma
que las fotos nocturnas de calles registran en surcos luminosos el
paso de los faros de los coches. Variando premeditadamente la
posición de la cámara y combinando la dirección de las oscilaciones
se obtienen registros de grafismos luminosos de diversidad infinita.
A su vez, es posible la interrupción periódica de la exposición –a
otros ritmos- lo que provoca imágenes de líneas entrecortadas. |
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